Consejos para afrontar unas Navidades diferentes
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Consejos para afrontar unas Navidades diferentes


Diciembre trae una de las fiestas más familiares del año, la Navidad y estas serán atípicas por las restricciones por el Coronavirus, sin besos ni abrazos ni reunirnos con toda la familia al completo. Romper con la tradición en muchos aspectos se traduce en emociones en las personas que si no son correctamente enfocadas pueden pasar factura a nuestra salud mental.


Estas emociones pueden ir desde la propia preocupación, una inquietud generalizada por no poder planificarse con anterioridad, hasta la nostalgia, por no poder celebrar la Navidad como acostumbrábamos. Es posible que experimentemos también frustración porque no se cumplen nuestras expectativas y nos cuesta alcanzar la conformidad, o enfado, en forma de rabia y todos sus derivados porque consideramos las restricciones injustas. La aversión o rechazo a la Navidad, y en particular a la de este año, será un sentimiento muy común, sobre todo en aquellos casos en los que la perspectiva sea deprimente por haber perdido a algún miembro de la familia.


Abstraerse de la Navidad y no participar en absoluto para evitarnos disgustos es bastante improbable; no siempre podemos evitar los momentos difíciles y estos a veces pueden ayudarnos en nuestro desarrollo. Por ello, y para poder afrontar las semanas previas y la festividad en sí misma con el espíritu más constructivo posible, el equipo de psicólogos de ifeel ofrece 10 enfoques alternativos a las emociones que hemos descrito anteriormente:


1. Planificación


Si hay algo que sirve para contrarrestar la incertidumbre y, de este modo, ganar en seguridad, es planificar. Es cierto que no todo puede preverse y que luego habrá que ir adaptándose sobre la marcha según lo exijan las circunstancias, pero tener una idea previa sobre la que moverse es muy útil. Si tus navidades son muy sencillas y solo tienes que comparecer en la casa correspondiente el día adecuado no hay mucho que pensar. Sin embargo, si tienes que hacer malabares entre distintos grupos de amigos/compañeros de trabajo, familia propia, familia política y vuelta a empezar entonces conviene que vayas tomando algunas decisiones preliminares. Piensa qué quieres hacer sí o sí y qué no vas a hacer pase lo que pase. Si ya sabes que este año no quieres hacer ciertos planes tenlo claro y simplemente presenta tus excusas llegado el momento. Respecto a lo que sí quieras hacer, piensa bien cómo, consúltalo con tus acompañantes y ponlo en tu calendario.


2. Flexibilidad


Ningún plan que proyectemos puede salir bien si no cuenta con salidas de emergencia que nos ayuden a alcanzar la meta que nos hemos propuesto. Y no hay plan más importante respecto al tema que estamos tratando que el destinado a no amargarnos las semanas previas a la Navidad ni amargarnos durante la Navidad en sí misma. Por eso, una vez tomadas ciertas decisiones acerca de las cosas que tenemos claras, va a tocar transigir con algunas cosas que querríamos ahorrarnos, cambiar de opinión, escuchar propuestas ajenas que no se nos habían ocurrido o que habíamos desechado y ser más pacientes que nunca, en primer lugar, con nosotros mismos.


3. Creatividad


Este 2020 no pretendamos tener la Navidad más convencional de nuestras vidas. Es importante acudir a la creatividad cada año, pero probablemente esta vez tiene más importancia: dentro de tus posibilidades y de lo que te permitan las medidas de prevención, intenta vivir la Navidad que a ti te parezca correcta, incluso si las decisiones que tomas no son las más normales o habituales del mundo. Pregunta a tus allegados qué van a hacer, si van a quedarse descolgados en alguno de los días clave y, si no vas a pasarlos con tu familia, organiza esos eventos con las personas que formen parte de tu “burbuja” habitual. No te cierres a nada que sea posible cuando planifiques tu Navidad y no dejes que “las explicaciones que tendrías que dar” te pongan difícil ni las semanas previas ni la festividad en sí misma.


[Planes responsables para unas navidades diferentes]


4. Aprovechamiento


Aprovecha para pasar tiempo de calidad y no de cantidad con aquellas personas que a ti te apetezca. Optimiza tus fuerzas, no te desgastes en la aversión hacia la Navidad. No fuerces a nadie a reunirse contigo ni te fuerces tú a asistir a una reunión que no veas clara. Aprovecha, si vas a prescindir de algunos de los eventos típicos, para dedicarte a tus cosas o a estar en casa tranquilamente. Siempre que sea posible, aprovecha para hacer aquello que llevas varios meses sin hacer y visitar a aquellas personas que de verdad te importan y hace tiempo que no ves, en lugar de dedicar el poco margen de maniobra que tengas a las actividades de siempre o las personas de siempre.


5. Foco en lo positivo


No dejes que la queja y las emociones negativas ocupen todo el espacio. Puedes permitírtelas durante algunos ratos, sobre todo si son reacciones coherentes con tu situación y con lo que te ha ocurrido durante el 2020, pero es importante intentar desconectar durante el resto del tiempo y fijarse en la parte de la botella que está medio llena. Si hay días especialmente difíciles busca una manera de compensarte con actividades que te relajen.


6. Frente al duelo, paciencia y comunicación


Vivir unas fechas enfocadas al disfrute con amigos o familiares cuando ya no están resulta un reto muy difícil para muchas personas a nivel psicológico. Esto ocurre cada año, pero la Navidad de 2020 va a estar especialmente marcada por ello. No hay atajos para atravesar el periodo de duelo y todas las maneras de vivirlo son legítimas. Frente al duelo, paciencia con uno mismo y comunicación con los demás. Los duelos en familia suelen ser conflictivos, ya que no siempre es fácil armonizar los distintos estilos de afrontamiento. Hablad entre vosotros sobre cómo os apetece celebrar la Navidad este año en el que hay ausencias importantes por primera vez, daos espacio, sin oponer posturas, la Navidad es larga y pueden alternarse diferentes enfoques. Se trata de buscar la fórmula con la que más cómodos os sintáis.


7. Niños


Normalmente pensamos que los niños son los grandes protagonistas de la Navidad y pensar en esta fiesta como algo descafeinado o triste nos lleva a preocuparnos por cómo lo estarán viviendo ellos. Sin embargo, son perfectamente conscientes de cómo está siendo este año, ya que llevan viviéndolo como cualquier otra persona desde hace meses. No hay que dar por hecho que asumen que todo lo relacionado con la pandemia va a desaparecer con la Navidad, lo más probable es que asuman con bastante naturalidad que la pandemia y la Navidad van a estar integradas. No obstante, por si no queremos llevarnos sorpresas desagradables, ve anticipándoles los aspectos principales que ya tengas claros: no nos reuniremos con los abuelos, no habrá cabalgata de Reyes… Aprovecha para recordarles que aunque haya pandemia y no haya comidas de quince personas sí que va a haber regalos y tienen que ir pensándolos ya, y que sí que va a haber cenas o comidas especiales en familia, y uvas en Nochevieja, solo que será con menos gente o solo con los que ya convivís.


8. Relativiza


Afloja un poco la tensión y, siempre que puedas, relativiza la importancia de las incomodidades o las renuncias que la pandemia va a imponer en la Navidad de este año en concreto. No pierdas la perspectiva de que son solo unos días. Si no has vivido la pandemia de un modo especialmente trágico, no les des una importancia tremenda a algo que no lo tiene. Procura no pasarte el día pensando cómo podría ser mejor la Navidad sin la pandemia y recuerda de vez en cuando que hay mucha gente que lo va a pasar realmente mal, que cada año lo pasa mal y que seguramente tiene una situación mucho más precaria o triste que la tuya. Comparar en las dos direcciones te ayudará a tener una visión más ecuánime de tu situación.


9. Reencuentro con otros y contigo mismo


Al margen de aspectos religiosos, la Navidad es tiempo de reencuentro con aquellas personas a quienes queremos para compartir con ellas un momento especial y celebrar juntos la relación. Obviamente este año no tenemos el mismo margen de maniobra para ello, pero eso no quiere decir que este aspecto de la Navidad tenga que desdibujarse por completo. Llevas haciéndolo meses así que no pasa nada por hacerlo también ahora: tira de teléfono, de videollamada, de paseos al aire libre y, sobre todo de tiempo de calidad. Por supuesto, reencuéntrate también contigo mismo: pasa tiempo a solas, haciendo cosas de las que disfrutes, repasando lo que ha sido este año y cómo te planteas los próximos meses. Tampoco pasa nada si dejas un espacio a las emociones negativas que se te despiertan ahora que toca vivir la Navidad del 2020, es importante que atiendas también a esa parte de ti.


10. Cuida de ti


El año ha sido, en el mejor de los casos, bastante áspero. Ciérralo bien, tan a gusto como puedas. Date la oportunidad de disfrutar con todo aquello que la Navidad sí tiene de bueno: no te preocupes por la dieta y disfruta de la comida, de un buen regalo que te hagan o que te hagas tú mismo, iníciate en técnicas sencillas de meditación y relajación si la crispación empieza a subir, rodéate de películas, canciones y libros que te alegren, no te machaques demasiado con contenidos melancólicos. Y si quienes te rodean tienen la energía por los suelos y no ves que tengan la actitud de ponerle solución no te dejes envolver por su mal estado de ánimo.



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