Si Helsinki y Rovaniemi os parecieron ciudades apasionantes para pasar estas Navidades, esperad a ver los nuevos destinos que os ofrecemos en el Joven Tintero. En esta ocasión os sorprendemos con Copenhague (Dinamarca), y Dubrovnik, situada en la región de Dalmacia.
Copenhague
Como todas las ciudades en estas fechas, Copenhague se viste con sus mejores galas para recibir la Navidad. A pesar de que muchas plazas de la capital danesa se convierten en improvisadas pistas de patinaje, y los puestos de comida y bebida típica son habituales en cualquier punto de la ciudad, existen dos grandes protagonistas durante esta época del año: El Mercado de Dem Gale, y el Tívoli.
El Mercado de Navidad de Dem Gale se sitúa en el casco antiguo de la ciudad y tiene más de 300 años de historia. Aquí se pueden encontrar los mejores adornos navideños de todo el país. Las posibilidades son infinitas, se ofrecen desde modelos de lo más clásico, hasta diseños de lo más innovadores y modernos.
Diferente y divertido es pasar las Navidades en un parque de atracciones, por ello el Tívoli abre sus puertas en estas fechas con un aire renovado y mágico. Situado en el centro de la ciudad, es una joya histórica que ha entretenido al mundo desde 1843. Su mezcla de tranquilos paseos, atracciones, espectáculos y cultura lo convierten en un placer tanto para niños como para adultos, una mini ciudad repleta de luz y color donde la Navidad se respira por todas partes. Entre sus callejuelas se celebra un gran mercado navideño, en el que se pueden encontrar puestos de decoración, de dulces, golosinas y glog, una bebida típica hecha a base de ponche de vino caliente con especias. Por la noche el Tívoli se convierte en un lugar especialmente romántico: las luces, los cafés, los restaurantes, las atracciones de feria abiertas… Además, se ofrece la posibilidad de contraer matrimonio dentro del recinto del parque en unos días habilitados para ello. Los villancicos y las representaciones de danza también son habituales, por ejemplo “El Cascanueces”, un cuento de hadas-ballet que refleja a la perfección el espíritu de la Navidad.
Dubrovnik
A pesar de ser uno de los destinos veraniegos por excelencia, Dubrovnik, una ciudad costera de República Croata, cuenta con un encanto especial en Navidad. Constituye uno de los conjuntos medievales más bellos de Europa. A orillas del mar Adriático su patrimonio arquitectónico se caracteriza por la mezcla de influencias de los genios italianos e influencias orientales.
La ciudad celebra la llegada de la Nochebuena con mercadillos en los que se reflejan las diferentes costumbres y tradiciones de la cultura popular. La Feria de Navidad está situada en una de las zonas más importantes del centro, junto al Palacio Sponza, un edificio de estilo renacentista que se llena de vida y color en estas fechas tan señaladas. Además, es frecuente que durante el paseo por esta feria se encuentren pequeños grupos corales, habitualmente de niños, que amenizan el ambiente cantando villancicos.
Los puestos son, principalmente, de gastronomía local, en los que se puede probar el Krostule, una especie de galleta frita, o el Kontonjata, un dulce de membrillo y queso. Además, los trabajos artesanales son habituales, se puede ver como los tenderos trabajan el vidrio, la cerámica, las telas, los encajes…
Las luces, la música y la danza local instauran en la ciudad un aura mágico y festivo. Las calles con más ambiente navideño son la Calle Dominika, situada entre el Monasterio Dominico y la Muralla, y que va a dar al Palacio Sponza y a la amplia Plaza Luza; y la Calle Placa, que está iluminada en toda su extensión, y va a dar a la fuente de Onofrio, situada en la entrada principal de la ciudad vieja de Dubrovnik.