José Cabrera -
El director noruego André Ovredal ya sorprendió en 2010 con Trollhunter, un interesante falso documental que daba la vuelta al manido género para lanzarse a la fantasía. Este año su propuesta se enmarca dentro del terror y el suspense con La autopsia de Jane Doe. Tras un más que exitoso paso por el Festival de Sitges de 2016, al fin llega a salas comerciales, aunque con un estreno algo limitado.
Emile Hirsch, al que recordamos de cintas como Hacia rutas salvajes o Milk, y Brian Cox, que cosechara un gran éxito de crítica por su trabajo en Núremberg, encabezan el reparto de la película. Un pequeño pero agradecido soplo de aire fresco al género entre tanto reciclaje de ideas, continuaciones o remakes. El film parte de una premisa más cerca al thriller policíaco; una serie de cadáveres en el interior de una casa que aparentemente han sufrido una muerte violenta pero un tercero, femenino y enterrado, que no presenta signos externos de ninguna violencia ni una conexión con los demás. A partir de ahí el cadáver es llevado a una pequeña funeraria donde tratarán de establecer la causa de su muerte.
Además de Sitges, la crítica especializada del Fantastic Fest o el Festival de Austin también alaban la cinta, resaltando el hecho de que además de estar suscrita al terror, la trama sea intrigante para el espectador. Otro mérito a comentar es el gran número de escenas en las que el director logra crear verdadero suspense y unos efectos especiales bastante buenos con un presupuesto ajustado.
Es un buen inicio de año para el género, junto a la divertidísima Train to Busan, y muchas otras que están por llegar gracias a la distribuidora A Contracorriente. Podremos seguir disfrutando de estas películas que dan mucho que hablar dentro del circuito festivalero y especializado pero que suelen encontrar dificultades para llegar a salas comerciales.