Eva Marciel: “Me gusta ser libre y volar, volverme loca"
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Eva Marciel: “Me gusta ser libre, volar, volverme loca y perder la cabeza. Para mí eso es el TEATRO,


Marta de Juan -

Creativa, libre, soñadora pero con las ideas muy claras. Eva Marciel se define como una gran corredora de fondos, propia de su condición de artista. No sólo vive de la interpretación, sino que además se desvive por su pasión: los escenarios.

Su trabajo como actriz le ha brindado premios en el Southafrica Horrorfest (2011), el Festival de Cine de Palafolls (2004) y el Festival Internacional de Lucania (Italia), entre otros.

Formación en voz, expresión corporal, doblaje y danza de la mano de figuras profesionales como Mónica Dorta, Tamzin Townsend, Natalia Menéndez, Mariano Barroso, Bertina Waissman, Salvador Arias o Emilio Gutiérrez Caba. La ilusión, el talento y ese “no se trata de llegar, sino de mantenerse” son quizás, fruto del éxito que la compone.


¿Qué haces en tus ratos libres?

Leer, ver exposiciones. Abril está siendo un mes muy tranquilo, lo necesitaba. También aprovecho para ver a mi padre, estoy yendo muchísimo al teatro, donde veo a mis compañeros… Pero sobre todo leer y hacer deporte. Otras veces aprovecho y viajo pero ahora prefiero descansar.

¿Te consideras una mujer completa en el ámbito laboral?

Soy una mujer bastante completa no sólo en mi vida laboral, sino en general. Para mí ser completa no solamente es el trabajo, es en todos los aspectos: en la maternidad, es ser buena amiga…

¿Cómo es tener que compaginar la vida laboral con la vida familiar?

Lo compagino muy bien porque tengo muy claras mis prioridades. Yo creo que lo importante consiste en ver qué es para ti lo más importante y estructurarlo por prioridades. En mi caso, lo más importante es mi familia. Pero la realidad es que no me quejo. Paso mucho tiempo con mis hijos, por lo tanto me siento afortunada.

¿A quién le agradecerías todo tu éxito?

A mi familia. Porque están ahí apoyándome, porque cuando me voy de gira y no estoy también me apoyan y me animan, cuando hay rachas peores, son ellos los que me empujan para que no me venga abajo. También a toda la gente que ha estado ahí a lo largo de mi carrera: maestros, compañeros… pero sobre todo, a mi familia.

Tu último trabajo: Dos días, consiste en un drama en el que Guillermo Barrientos y tú sois protagonistas y narradores de una misma historia. ¿Cómo es esa doble cara de una misma moneda?

Es muy difícil hablar de esta función sin hacer spoiler. La función tiene giros muy drásticos, que hacen que lo que parece que es, no es. Es un puzzle o un rompecabezas que el espectador va armando y nosotros como actores vamos armando a la vez que el espectador. Entonces es muy difícil de explicar, pero es una función en la que me siento muy libre. Es un recorrido emocional, cada día diferente y para mí eso es la magia del teatro. Con lo cual, para mí es ‘TEATRO’ en mayúsculas.

¿A ser libre, lo llamas sentirte cómoda o prefieres tener un papel marcado?

No, para nada. A mí me gusta ser libre, volar, volverme loca y perder la cabeza y con esta función todo eso se cumple todos los días. Estoy deseando que llegue mayo para subirme a un escenario y hacer ese viaje.

A a veces digo que es como comerme una seta y estar en una playa en Ibiza… (me han dicho).

La puesta en escena se desarrolla en un mismo lugar: la habitación de un hotel. ¿Cómo consigues atraer la atención de los espectadores cuando la trama se desarrolla en un mismo espacio?

Hay que entrar en el juego. Si entras, no sólo estarás en un hotel, sino que irás a un parque, a un restaurante... Hay varios sitios. Pero hay que querer jugar. Si eres un espectador reacio a entrar en el juego, te va a costar y si eres un espectador que conecta y entra en el juego lo vas a disfrutar.

¿Dónde disfrutas más: cine, teatro o televisión?

Para mí es más importante la historia que el medio. Si la historia me atrapa, me apetece y el personaje me motiva y me mueve, me da igual el resto.

Es cierto que disfruto mucho el teatro porque tiene ese punto de libertad de subir a un escenario y no saber lo que va a pasar, el directo, los nervios, la interacción con el público… Pero también he disfrutado haciendo cine y tele. Soy disfrutona y me gusta mi trabajo.

Has protagonizado películas pero también cortometrajes. ¿Con cuál de los dos te quedarías?

Me importa la historia, me da igual el metraje, el formato… Cada vez valoro más el equipo humano. Pero esto también pasa en la vida diaria, tengo más claro que lo que no suma resta y que apetece estar rodeada de gente que aporta cosas.

La cultura española se ve afectada por las escasas subvenciones, pero el público no lo ve así, sino como un inconveniente. ¿Qué opinas de que el IVA del teatro baje al 10% y de que el cine se mantenga en un 21%?

Pienso que somos un país que no protege ni cuida su cultura. Sin embargo es una de las herramientas más importante que tenemos para mejorar la sociedad. No es un “me río y paso un buen rato”, sino mucho más y si no tenemos un gobierno y unos políticos concienciados del valor real que supone para una sociedad su cultura. Es muy difícil seleccionar entre cine, teatro, televisión… Considero que es más global que todo esto: tienen que tomar conciencia y llevar a cabo acciones que desarrollen, fomenten y apoyen la cultura.

¿Cómo te enfrentaste al papel de la serie Yo soy Bea en el que tenías que hacer olvidar al antiguo amor del jefe de la revista Boulevard 21?

Normalmente cuando me asignan un personaje, hago de “la otra”. Intento no criticarlo y buscar los porqués y estos suelen ser siempre el hecho de estar enamorada. Y cuando te enamoras de una persona a veces cometes errores, te entrometes en relaciones o haces cosas que no son éticas.

¿Cuál ha sido el papel más extraño que has representado?

Los que me pone Jordi Costa. Tiene tantas referencias en su cabeza que cuando escribe los personajes, suelen ser muy locos. A mí me divierte mucho hacerlos porque es entrar en muchos juegos y pasarlo muy bien. Siento que trabajar con Jordi Costa es como estar jugando todo el tiempo.

¿Existe un antes y un después en la figura de Eva Marciel?

Me considero una corredora de fondos. Creo que llevo una carrera sólida, afianzada, con altibajos naturales de la profesión pero bastante regular. Vivo de esto y llevo viviendo de esto 20 años, por eso me siento afortunada. Siempre digo que no se trata de llegar, sino de mantenerse. No creo que haya llegado el papel de mi vida, pero sí que podría decir que el papel de Isabel Pantoja fue uno de los más importantes.

¿Crees que va a llegar pronto “el papel de tu vida”?

Tampoco lo busco. Yo aspiro a seguir viviendo de mi profesión, no tengo el sueño americano ni los premios me mueven.

¿Si tuvieras que pedir un deseo?

Que me sigan llegando historias que me apetezca contar y personajes en los que me apetezca meterme en su piel. No sé si pido mucho o poco, pero quiero que la profesión siga contando conmigo.

¿Próximos proyectos?

Ahora estoy con ‘Dos días’, en junio retomo una obra de ‘Soñando a Cervantes’, un texto sobre la figura de Miguel de Cervantes que montamos en 2016 con motivo del centenario y me reincorporo a Centro Médico, cerrando mi trama y en julio tengo previsto ir a México aprovechando que tengo más tiempo para abrir más puertas.

Hablando de futuros proyectos… ¿Crees que existe un trabajo pendiente?

Me encantaría rodar una película con mis hijos que también son actores, pero nunca hemos rodado juntos.

Dejando huella en el cine, en la televisión y en el teatro (como profesional) y bienestar, diversión y sabiduría (como persona), no hay guión que se le resista.


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