A diferencia de países como España, Finlandia ha perdido parte de las tradiciones religiosas de Semana Santa. Los niños vestidos de brujos y brujas se han convertido en la tradición más popular de estas fechas.
La Semana Santa es uno de los eventos más importantes del año para los ortodoxos residentes en Finlandia. Sin embargo, para los luteranos, que son la mayoría de la población, se ha convertido en un evento más pagano que religioso.
Durante varias semanas previas al evento, las tiendas se llenan de huevos de Pascua y Begonias, la planta que decora todos los balcones nórdicos cuando llega la primavera. Las tradiciones paganas comienzan el domingo de ramos, día en que los niños se disfrazan de brujas y brujos, con ropas viejas de muchos colores y la cara llena de pecas. Así vestidos van llamando puerta por puerta, cantando y bendiciendo a los habitantes de la zona: “Sacudo una ramita para que el año que viene sea próspero y saludable. ¡Una ramita para ti y un regalito para mí!”. Como recompensa reciben chocolates y caramelos. "Las ramitas a las que se refiere la canción son unas ramas de sauce que llevan los brujos, decoradas con plumas y papeles de colores vistosos”, explica una residente de Tampere. Continúa diciendo que “los pequeños las sacuden para alejar a los malos espíritus”.
El mismo día, niños y mayores plantan unas semillas llamadas raairuoho. Tres o cuatro días más tarde empieza a brotar la hierba. Entonces, se decora con unos pequeños pollos amarillos y huevos de colores. Todo el conjunto simboliza el resurgir de la vida tras el invierno: celebran la llegada de la primavera. “Este es un ritual muy importante para los finlandeses”, cuenta Heli, una profesora de primaria de Tampere. Afirma que “todos los años, antes de las vacaciones de Semana Santa, preparamos esas macetas con los alumnos y decoramos todas las aulas”.
Pero no solo los niños disfrutan de estas señaladas fechas, los adultos también tienen sus tradiciones, que se centran en la comida. El cordero es el plato principal en la mesa de los finlandeses durante esta época. Este tipo de carne es escasa y cara en el país, por eso se reserva para ocasiones especiales. En cuanto a los postres, cuentan con el mämmi y el pasha. El primero es el culpable del debate más común durante Semana Santa. “O se odia o se ama”, asegura una chilena que vive en Tampere desde hace tres años. “El mämmi se trata de una pasta negra que se toma con leche, crema o leche condensada. Por otro lado, el pasha, es menos popular ya que su elaboración es bastante complicada”, explica.
La religión sigue siendo importante
Y, a pesar de que predominan los eventos paganos, también hay espacio para celebraciones religiosas durante estos días. La misa del Jueves Santo en conmemoración a la Última Cena sigue siendo un acontecimiento muy importante. En Helsinki, recuerdan el momento con un Vía Crucis que recorre las calles principales hasta llegar a la catedral luterana, que se encuentra en el centro de la capital. Para finalizar, se lleva a cabo una representación teatral de la Pasión de Cristo, actividad que es cada vez más popular entre los creyentes.
También son significativas las hogueras del Sábado Santo, que se utilizan para espantar a los malos espíritus.
Religiosas o no, es un hecho que Finlandia se llena de actividades durante estas fechas. Además, tanto pequeños como mayores disfrutan de los días de vacaciones celebrando la llegada de la primavera con la familia.
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