Mariposas en un reloj de arena
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Mariposas en un reloj de arena


Una vez más, Juan Carlos Pérez del blog Puntos Suspensivos presenta en el El Joven Tintero, Mariposas en un reloj de arena, un texto con el que reflexionar.


Una vida en la que nos salga fuego solo con nombrarla…

Te has levantado, y decides apagar la lumbre. El viaje a través del fuego te ha servido para darte cuenta del mayor recurso del que disponemos… TIEMPO. Cada uno disponemos de un reloj de arena, y todo segundo tirado, es un segundo que no va a volver. Por eso decides, ser el tío más egoísta del mundo con tu tiempo. Se acabó dedicar todo tu día a cumplir los objetivos de otro, se acabó no irte a tu hora en el trabajo por la presión de la silla caliente, se acabó no dedicar parte de tu tiempo a sacar la sonrisa de otra persona. Se acabó.

La primera idea que te viene a la cabeza es cortar por lo sano y comenzar de nuevo. Pero sabes que lo radical, a veces no es la mejor opción. ¿porqué no ir paso a paso, con pequeños cambios, pequeños objetivos?

Pequeños aleteos que poco a poco te acerquen a un destino incierto, minúsculas acciones que nos mejorarán y mejorarán nuestra vida, y que de un modo u otro inspirarán a otros a mejorar. Se llama efecto mariposa, al efecto por el cual el aleteo de una mariposa aquí, provoca un tornado en el lado opuesto del mundo, y a sabiendas de esto, comienzas a introducir pequeños cambios.

Si el mundo gasta 45 minutos en volver a casa en metro, tú decides que invertirás 1 hora en volver corriendo. Decides que el sueño no es más fuerte que la grata sensación de entrenar mientras amanece y el mundo duerme. Decides que si el mundo aparta la mirada de una chica mientras corre, tú la mirarás y sonreirá. Que si el mundo elige dedicar una hora más de su día en cumplir la pasión de su jefe, tú la dedicarás a pensar en aquello en lo que un día no te importará dedicar tu vida entera. Quizás la clave de mejorar el mundo, es mejorarse a uno mismo, buscar tu pasión, y dejar que mediante la inspiración, el efecto mariposa haga el resto.

Aunque no será fácil, tenemos en las manos el poder de cambiar lo que no nos guste, pero si esperamos, nuestro reloj de arena se puede convertir en una cárcel. Sabiéndolo, ¿quién querría ser una mariposa encerrada en un reloj de arena?

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