Guillermo Martínez -
El título es un nombre propio, tan propio como la libertad que emana de todas y cada una de sus páginas. Así, y no de otra forma, es como describo a Juan Salvador Gaviota, el pequeño cuento que un día me enseñó a creer en mí. Con todas las consecuencias.
Título: Juan Salvador Gaviota, un relato
Autor: Richard Bach (Illinois, EE. UU. 1936)
Año de publicación: 1970
Editorial: Editorial Pomaire
Páginas: 145
Año de la edición: 1972
ISBN: 84-286-0066-X
Adquirido el día: Sin especificar
Comprado en: El Rastro, Madrid
Descriptores: Valentía / Amor / Superación / Exclusión / Soledad / Rebeldía / Experimentación
Richard Bach antes de escribir Juan Salvador Gaviota, hacia 1960. / Fuente: Air Facts Journal
La experiencia laboral de Richard Bach empezó al graduarse como mecánico de fabricación de aviones y de estaciones generadoras de energía. Durante cinco años fue piloto de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos y en esa época empezó a escribir artículos relacionados con la aviación hasta que llegó a convertirse en editor de la revista Flying (1963) aunque este cargo finalizó un año después. Le apasionaba tanto el vuelo que llegó a afirmar que volar era su religión.
Respecto a su vida personal: se ha llegado a casar tres veces, aunque él no cree en el matrimonio. Con su primera esposa tuvo seis hijos, a su segunda esposa la conoció durante el rodaje de la película basada en su propio libro Juan Salvador Gaviota, y actualmente vive junto a Sabryna Nelson-Alexopoulos.
Ningún libro es igual a otro, pero qué se puede decir del relato que te ha enseñado que lo únicamente importante reside en las personas y en el camino hasta conseguir nuestras propias metas. Desde un punto de vista crítico y totalmente subjetivo puedo decir que gracias a él he podido saborear la libertad, el ímpetu de volar sin saber a dónde, de traspasar fronteras que nadie ha construido.
Juan Salvador es una gaviota que vive en una apacible bandada, una bandada que es ordinaria. Él, cansado de buscar comida y dormir, decide salir a volar. Esto le acarrea discusiones con su propia familia que se avergüenza de tener entre sus filas a una gaviota como Juan, pero él, seguro de lo que hace, sigue buscando nuevas metas que superar. Después de chocar contra el agua, prometerse que sería como las demás gaviotas y romper dicha promesa una noche Juan consigue volar a setecientos metros de altura, algo que jamás una gaviota había logrado. Se sentía orgulloso de sí mismo.
De repente y en una Sesión de Consejo, en el cual hablaban los líderes de la bandada, le llaman para que se posicione en el centro. Juan sabe perfectamente que este acto solo puede significar dos cosas, u honor o vergüenza. Después de la sesión Juan es desterrado de la bandada. Su destierro no le supone ningún problema ya que rápidamente conoce una nueva sociedad en la que volar, disfrutar haciéndolo y superarse a uno mismo es lo habitual. Juan Salvador es el número uno, en esta nueva bandada aprende y conoce a gaviotas que le entienden. De esta forma se convierte en instructor y se fija especialmente en Pedro Pablo Gaviota al que inculca el merecido respeto, la tan ansiada libertad y el esperado perdón para así poder enseñar a las demás gaviotas que debido a su rutina y cotidianidad no saben volar más que para comer.
Chiang, que es el instructor de Juan le dice: “Continúa trabajando en el amor”. Así se hace patente la reseña que durante todo este libro tiene un espacio guardado de una forma trascendental que influye en todos y cada uno de los lectores. Juan vuelva a su bandada, a su familia, con el espíritu de enseñar que las barreras no existen, que la vida no es comer y dormir, sino vivir.
En definitiva, es un libro en que la superación, la lucha contra lo ordinariez, la libertad, la rebeldía, el respeto, el amor, y ante todo, el perdón, nos hacen viajar a un mundo en el que lo diferente sirve para mejorar y no para renegar de ello.
CITAS
Tales promesas sólo existen para las gaviotas que aceptan lo corriente. Uno que ha palpado la perfección en su aprendizaje no necesita esa clase de promesas. (Pág. 30)
Podremos alzarnos sobre nuestra ignorancia, podremos descubrirnos como criaturas de perfección, inteligencia y habilidad. ¡Podremos ser libres! ¡Podremos aprender a volar! (35)
No se debe amar el odio y el mal. Tienes que practicar y llegar a ver a la verdadera gaviota. (140)
Pero supera el espacio, y nos quedará sólo un Aquí. Supera el tiempo, y nos quedará sólo un Ahora. Y entre el Aquí y el Ahora, ¿no crees que podremos volver a vernos? (98)