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Blanca Oteyza, actriz y directora de 'Cuidados intensivos'


Se apagan las luces en los Teatros Luchana. La sala está prácticamente llena. Cientos de ojos miran hacia el vestuario del hospital en el que trabajan Mar, Sol y Luz, las tres protagonistas de Cuidados intensivos: “La obra habla de cómo la vida te enseña muchas cosas y te hace más tolerante”


Blanca Oteyza, la directora de esta comedia, encarna a una de estas hermanas. Junto con las actrices Ángeles Martín y Paloma Montero, se prepara detrás de los biombos antes de salir, como lleva haciendo cada fin de semana desde que se estrenó la obra el pasado 6 de septiembre. En Madrid estarán hasta el 30 de noviembre y luego, la historia de estas tres hermanas, con sus idas y venidas, sus conflictos y sus anhelos, viajará para iluminar los teatros del resto de España.


Cuidados intensivos es una comedia que refleja la vida misma: los problemas del día a día, la presión del trabajo, el paso del tiempo… Y sobre todo, las relaciones entre hermanas. En concreto, tú interpretas a Mar, la mayor. ¿Cómo es Mar y cuál ha sido tu relación con el personaje?


Mar es una persona a la que le gusta la vida, necesita amor. Es muy liberal, muy fuerte. Es una mujer con principios y no soporta la debilidad en los hombres. Tiene una gran libertad con su cuerpo: no tiene ningún prejuicio en decir que le gusta disfrutar del sexo y quiere tener relaciones pasajeras. Es muy independiente, pero también protectora, sobre todo con sus hermanas y su madre. Ante todo, su familia. Una familia de mujeres fuertes.


Mar empieza la obra con unas ilusiones y sueños determinados y, como le pasa a todo el mundo, algunos de ellos se cumplen y otros se quedan por el camino. Pero ella vive la vida y nada le echa para atrás.


Luz en cambio es más inocente y Sol representa a la hermana responsable… ¿no?


Sí, Sol, la de en medio, es la estudiosa, la racional, la que tiene las cosas claras. Mar también las tiene claras, pero quizá no las tiene muy organizadas, digamos. Y Luz, al ser la pequeña y la protegida, es la más tierna y parece que todo lo tiene fácil. Parece que no va a poder enfrentarse a la vida, pero lo hace. Y muy bien.


Hay una cosa que me gusta especialmente de estas hermanas: que no se juzgan. No hacen juicios de valor entre ellas, siendo las tres muy diferentes.


Al ver la obra, mucha gente se ha sentido identificada en esas relaciones de hermanos, padres con hijos, parejas… ¿Tú, como Blanca, también te has sentido reflejada?


Sí, absolutamente. Creo que uno de los aciertos de las guionistas es justamente ese: la facilidad que te dan para identificarte con varias cosas. Primero, te sientes identificado a nivel humano con la relación entre hermanos. La función te habla de a quién siempre uno va a tener. Habla de los lazos familiares, que están representados por las hermanas, en este caso. Pero después también ahonda en los afectos realmente verdaderos: hacia hijos, parejas… Habla de cómo la vida te va enseñando muchas cosas, te va haciendo más tolerante.


Yo, como hermana pequeña [en la realidad], me he visto reflejada en muchas cosas. Con mis hermanos tengo muy buena relación. Es una de las cosas con las que estoy contentísima, porque somos todos ya mayores y seguimos buscándonos y queriendo estar juntos por gusto. No tenemos padres pero seguimos quedando porque nos gusta vernos. Confiamos los unos en los otros, y sé que mis hermanos para cualquier cosa van a estar ahí.


Además, eres la directora de Cuidados intensivos. ¿Cómo llegaste a esta obra? ¿Por qué decidiste dirigir la historia que habían escrito Yolanda García Serrano y Laura León?


Porque me encantó. Es una historia que nace de la amistad de tres actrices: Paloma Montero, Cuca Escribano (entró en su momento a raíz de una obra que yo produje, Gatas) y yo. Ha quedado una amistad a lo largo de todos estos años y teníamos ganas de volver a hacer algo juntas, pero al final no se pudo dar porque Cuca tenía otros compromisos. Así que Paloma y yo decidimos seguir con el proyecto adelante.


Y por otra parte, los Teatros Luchana se ofrecieron a apoyarme. Y así fue. Me atreví porque tanto mis compañeras como los Luchana me lo propusieron y entonces me tiré a la piscina e hice un salto mortal. Pero la verdad es que estoy contenta con el resultado.

Fotos: Javier Mantrana (Transversal comunicación)

¿Te ha resultado difícil ser directora y actriz a la vez?


Me ha resultado difícil, sí. Es una función como muy coreográfica, porque está llena de movimientos. Parece una tontería pero al desarrollarse en un solo ambiente, aunque las acciones parezcan fluidas, están preparadas y tienen un orden. Yo lo que he hecho ha sido poner a nuestra cuarta compañera en el escenario, a Rosa Fernández Cruz, que es la productora ejecutiva. Cuando yo tenía que dibujar la escena de movimientos, la ponía a ella y yo dirigía desde fuera. Y cuando ya tocaba interpretar, me ponía yo.


¿Cómo ha sido trabajar con Ángeles y Paloma, desde el punto de vista de actriz y como directora?


Tengo dos compañeras que son maravillosas. Todo el equipo del que me he rodeado es muy buen equipo. Con muchos ya llevo tiempo trabajando y confío muchísimo en ellos. Pero mis compañeras de escenario son magníficas.


Creo que una de las cosas que queda patente encima del escenario es que estamos pendientes las tres de disfrutar con las otras y atentas a lo que necesiten las otras. Esa es una de las cosas más bonitas que hemos logrado. Para mí, como directora era absolutamente fundamental que esto fuese real. Eso es lo que ve el espectador.


Como has dicho, toda la obra se representa en un mismo espacio: el vestuario de la zona de cuidados intensivos del hospital. ¿Esto supuso un reto o tuvo dificultades para vosotras?


Era un reto, pero a mí me gustaba. Tiene mucho que ver con los puntos de encuentro. La función estaba así escrita y el hecho de que ellas sean auxiliares de cuidados intensivos tiene mucho que ver con el cuidado que nosotras, las mujeres, nos brindamos. Y ese lugar yo creo que las une. Cuando leí la obra, este fue uno de los retos que tuve como directora. Y el plus es que además tienen que pasar 30 años… Para mí, que me gustan los retos, fue magnífico.


Esta obra evidencia el paso del tiempo: primero estamos en los 80, luego los 90, los 2000… Hay un momento de flashback en el que estamos en 2012 y volvemos después a 2004. ¿Qué se quería conseguir con esto?


El 2012 significa acercamiento a la figura de la madre. La de 2012 es una escena partida: primera empieza, luego vemos la mitad y luego termina. No ponemos en el presente, para luego ir para atrás y llegar de nuevo al punto fundamental que es el presente con la acción de la madre.


Esto me gustaba mucho porque son como tres piezas de una misma escena. La importancia y el peso en esta historia, para mí, residen en la madre, porque es el tronco de la historia, el personaje más importante aunque no se vea. Ella determina la vida de sus hijas y cómo son entre ellas.


Fotos: Javier Mantrana (Transversal comunicación)

¿Habéis tenido mucho público? ¿Estáis contentas con la acogida?


Estamos muy contentas. La crítica también nos está apoyando muchísimo y el boca a boca está también funcionando. Así que estamos disfrutando mucho, aunque seguimos peleando porque el teatro no es fácil. Pero estamos teniendo suerte porque la gente está respondiendo.


Estáis hasta noviembre en Madrid y luego comenzáis la gira.


Sí, y va a ser muy bonito. Ya nos están llamando para actuar. Vamos a ir a San Sebastián, a Sevilla… Esto está empezando aún pero estamos muy contentas.


¿Dónde te gustaría representar esta obra?


En cualquier sitio. Realmente me gustan mucho las giras, las disfruto muchísimo. Llevo girando mucho tiempo y conozco bien España. Pero si me preguntas por uno de mis teatros favoritos, te diría el Teatro Arriaga de Bilbao. Me chifla, me apasiona actuar ahí.


A nivel personal, ahora tienes otros proyectos, como La que se avecina, si no me equivoco. ¿Alguno más a la vista?


En La que se avecina hago un personaje que sale solo en algunos capítulos. Pero luego sigo con el teatro. Por un lado, tengo mi escuela de interpretación en Villafranca del Castillo, de la que además he abierto una nueva sede en Malasaña. Y por otro lado, continúo con Tiza, con la compañía joven Oteyza, que vuelve otra vez a los Teatros Luchana en noviembre, algo que me alegra muchísimo. Y en 2020 voy a dirigir el nuevo proyecto de esta compañía joven y luego tendré también otro proyecto que tiene muy buena pinta (aunque no puedo decir aún el nombre).



 

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