Qué son y cómo evitar las calorías vacías
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Qué son y cómo evitar las calorías vacías



Aparecen en los alimentos que ingerimos diariamente, son una fuente directa de calorías y su beneficio nutricional ronda los mínimos ¿Qué son? Las calorías vacías, uno de los principales tropiezos que encontramos a la hora de intentar seguir una dieta. A pesar de que este término lo ligamos principalmente a la comida basura, lo cierto es que las introducimos en la dieta de manera inconsciente, ya que están presentes en alimentos como el pan blanco, las galletas industriales, las barritas de cereales… Preguntamos a Chiara Corradetti, nutricionista de Clinique La Prairie Madrid sobre que riesgos tienen para la salud este tipo de calorías y dónde están presentes.


Chiara Corradetti

“Su consumo habitual fomenta el sobrepeso, la malnutrición, las desregulación hormonal y aumenta el riesgo a la enfermedades”, señala Chiara Corradetti, nutricionista de Clinique La Prairie Madrid. Al diseñar una dieta hay que tener en cuenta que el ser humano no solo necesita energía (calorías), sino también una amplia variedad de nutrientes para garantizar el buen funcionamiento de nuestro organismo y prevenir la enfermedad y el envejecimiento prematuro.


Aunque muchas veces pasan desapercibidos, repasamos los alimentos que más encierran calorías vacías:


Azúcares

La cucharadita que echamos al café parece inofensiva, pero ingerirla diariamente no es lo más recomendable en los primeros pasos de la dieta. El azúcar aporta glucosa y fructosa, es decir, hidratos de carbono de fácil asimilación. Aunque la glucosa sí es esencial para la vida, no lo es para el funcionamiento de nuestro organismo y abusar de ella conlleva una acumulación en forma de grasa.


De hecho, los profesionales de Clinique La Prairie Madrid resaltan que su excesivo consumo se relaciona con afectaciones a nivel cerebral (pérdida de memoria o dificultad para concentrarse), desregulación hormonal (pudiendo afectar a la fertilidad, alteración de las sensaciones de hambre-saciedad) y a nivel gastrointestinal (alteración de la microbiota intestinal).


Como alternativa, Chiara Corradetti recomienda obtener las cantidades justas a través de frutas, verduras, tubérculos, avena, etc., e decir, alimentos nutricionalmente mucho más deseables porque tienen otros nutrientes beneficiosos como vitaminas, minerales o fibra.


Refrescos

Muchas veces se ignora que todo el sabor de los refrescos se consigue, en parte, a través de una excesiva presencia de azúcares, que distan mucho de ser buenos para la salud. Su alto contenido en azúcares, señala el equipo de nutricionistas de Clinique La Prairie, es causante de problemas de sobrepeso y obesidad.


Si bien es cierto que las personas pueden hacerse una idea de si consumen muchas o pocas calorías por aquello que comen, las bebidas no suelen tenerse en cuenta y además aportan escasa saciedad, pudiendo generar un exceso de calorías en nuestra dieta. Y, por mucho que nos convenzamos de ello, su variedad 0% o light tampoco es mejor, ya que el consumo de refrescos edulcorados se relaciona con un aumento de la grasa visceral y abdominal.


Otra de las bebidas a evitar es el alcohol. Su consumo aporta “gran cantidad de calorías, más si las mezclamos con bebidas azucaradas. Además, fomenta la deshidratación, dificulta la detoxificación hepática, aumenta la apetencia por las comidas grasas y azucaradas y su prioridad a la hora de ser metabolizado dificulta la quema de grasa corporal”, afirman desde Clinique La Prairie Madrid.


Como alternativa, sustituir estas bebidas con agua con gas, saborizada o zumos naturales reduce considerablemente la ingesta de calorías vacías “desapercibidas”. “Las bebidas para deportistas no son calorías vacías para aquellas personas que realicen un entrenamiento de cierta intensidad y con una duración superior a 1 hora. El problema es que personas que no realizan actividad física o que ésta no sea intensa y/o duradera, las consuman, puesto que consumen calorías poco saciantes, azucaradas y nutrientes que su cuerpo no necesita”, subraya Corradetti.


Alimentos procesados

La bollería industrial es un recurso rápido y dulce con el que darnos un capricho. Y, aunque de vez en cuando no hacen al “aportan exceso de azúcar, harinas refinadas (hidratos de carbono de fácil digestión) y grasas industriales o poco saludables. Es decir, es un combo de calorías con baja densidad nutricional”, afirman los expertos.


Esta misma línea siguen los snacks, proporcionando en su mayoría grasas poco saludables, exceso de sal y/o harinas refinadas. Y las golosinas, formuladas principalmente a base de azúcar, geles para dar textura, colorantes y aromatizantes y cuya ingesta no contiene beneficios nutricionales para nuestro organismo. “Son productos llenos de aditivos y que reducen nuestro apetito por alimentos que sí son necesarios a nivel nutricional, fomentando así el sobrepeso y la malnutrición”.


Topings y precocinados

Las prisas nunca deben ser un aliado de nuestras comidas. Ya sea a través de alimentos pre-cocinados o dando sabor a la comida que nos queda sosa con salsas, recurrir a este tipo de recursos conlleva una gran ingesta de calorías vacías no recomendable.


Por una parte, las salsas son unas fuente de azúcares añadidos y grasas vegetales que pasan por nuestra dieta proporcionando una alta carga calórica sin ningún efecto saciante. Por otra parte, los alimentos pre-cocinados, aunque suponen un rápido y fácil recurso ante la falta de tiempo, contienen azúcar añadido, harinas refinadas, grasas industriales o poco saludables y en muchos casos aditivos. “Es decir, es un combo de calorías con baja densidad nutricional”, afirman los nutricionistas de Clinique La Prairie Madrid.

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