Zúrich da la bienvenida a la primavera con su peculiar hoguera de Sächsilüüt
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Zúrich da la bienvenida a la primavera con su peculiar hoguera de Sächsilüüt



Como cada año, Zúrich (Suiza) organiza la llegada de la primavera el tercer lunes de abril, este año es el lunes, con una fiesta muy interesante: Sächsilüüt. Una tradición centenaria que anuncia el comienzo de la primavera e intenta predecir si el verano será bueno o malo. En esta fiesta, además de ver a los ciudadanos ataviados con trajes históricos, la fiesta se caracteriza por música callejera, caballos, flores, banderas y el Böögg. Hoy en día, el Böögg es incluso el principal protagonista: la pira con la figura del muñeco de nieve en lo alto se prende fuego cuando el reloj de la iglesia de San Pedro marca las 18:00 de la tarde. Cuanto antes explote su cabeza, llena de fuegos artificiales, mejor será el verano. Al menos eso dicen los suizo. Entre 5 y 12 minutos significa un verano cálido y soleado, más, se predice meses de verano bastante lluviosos.



Su historia se remonta al siglo XVI, ya que fue el momento en el que el Ayuntamiento formado por miembros de distintos gremios, decidió que en verano los trabajos debían finalizar una hora más tarde que en los meses de invierno. Se decidió que el primer lunes después del equinoccio de primavera sonara la segunda campana más grande del Grossmünster a las 18:00 para anunciar el comienzo de la primavera. Desde este día hasta finales del otoño, la jornada laboral es una hora más. Desde entonces se celebra “Sechseläuten”, o “Sächsilüüte”, en dialecto local significa “el repique de las campanas de las seis”.



Asimismo, el Böögg tiene bastantes curiosidades y leyendas, como que en 1921, un joven comunista prendió fuego al Böögg a las 13:30 horas; en 1944, el Sechseläuten se celebró en el puerto de Enge, ya que su lugar habitual, el Sechseläutenwiese, se utilizaba para cultivar hortalizas y el Böögg volcó y cayó al lago de Zúrich; o en 2006, fue secuestrado por un grupo de revolucionarios de izquierda, reapareció en la fiestas del Día del Trabajo el 1 de mayo en Helvetiaplatz y, tras desaparecer de nuevo, finalmente apareció en el sótano de un edificio escolar. 

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